Comienzo con Harijs Brants (1970), descubierto en esta edición de SWAB en la galería Maksla XO
de Letonia y me encantó. Creo que no he visto unas obras de carboncillo
sobre papel tan magistrales.
Harijs trabaja de noche. Quizás eso lo explique todo. Consigue a través
de la monocromía del carboncillo crear impactantes retratos de
personajes aislados, que no dejan de mirarnos. Realmente las fotografías
no hacen justicia, ¡estas obras hay que verlas en vivo!
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